Hoy volvía a casa en el autobús tras ir a clase. Yo iva pensando un poco de todo, ¿no? Cosas buenas como lo bien que me lo pasé la noche anterior y cosas malas como puede ser el que ya tenga que realizar alguna memoria de una práctica. Estaba por la calle San Vicente Mártir, a la altura de las naves industriales que estan demoliendo, rumbo hacia Massanassa. Miraba por la ventana del autobús el carril de al lado por el que los coches van hacia donde tu vienes, sin fijarme en las cosas, simplemente viendo como pasaban mientras mi mente estaba a lo suyo.
Entonces lo vi, algo que hizo que mente y vista colapsaran en un mismo punto, quedándose unos segundos perplejos, y cuando volvieron en sí, coincidieron en algo... en que esto ninguno de los dos olvidarian pronto.
La típica señora que, con su vestido de señora que, su bastón de señora que y su edad de señora que ha vivido una larga vida. De todos modos, no le pude ver la cara, ya que la tenia hacia el suelo. Ella estaba tumbada en medio de la carretera, rodeada de un río carmesí que nacia un poco más delante en un lago, un lago de metal abollado y cristales quebrados. Efectivamente es lo que pensais, un accidente de tráfico. Había bastante gente rodeándoles y, el que he supuesto el conductor estrellado, preocupado llamando a policía y ambulancia.
Vista y mente pudieron ver durante algunos segundos largos la escena debido a la poca fluidez del tráfico debido al accidente, la analizaron y quedaron en una especie de corto shock. Cuando el bus logró seguir calle abajo, mente y vista conversaron en un interesante debate por aclarar lo sucedido. Vista afirmaba que en esa parte de la calle no había ningún paso de cebra, ningún semáforo (están ambas cosas algunos metros más adelante). Además, el coche estaba abollado por la parte central de la carretera, la alejada a la acera, por lo que esa señora estaba en medio de la calle por algún motivo, quizás el más tonto de ellos, cruzar al otro lado.
Mente, por el contrario, no podía creer a vista. Sí, todo era real, pero no quería pensar que nadie tenia la culpa. Mente se sintió impotente y vista no podia consolarla porque lo único que le aportaba era mal...
De todos modos, mente progresó y aprendió una lección importante. Quizás jamás me hubiera parado a pensar en ello si no lo conociera, quizás mientras yo escribo esto o ustedes lo leen esta pasando algo igual. Momentos, los hay para alegrarse y los hay para entristecerse, pero el mundo no va acompasado. A la vez que se crea vida, se genera muerte. No hay que evitar ningún tipo de momentos; ya sean buenos, ya sean malos. Ahora piensa en cualquier acción o sentimiento y seguro que en alguna parte de este mundo se está llevando a cabo.
De todos modos, cada cual es único e irrepetible, y abandonando San Vicente Mártir, aun podía apreciar la cola provocada por aquél accidente, que esperemos que haya acabado bien. De todos modos, siempre estaré agradecido a esa señora que por proporcionarme una nueva experiencia mental que me ha hecho evolucionar como persona.
Hasta pronto lectores, Jota